domingo, 2 de febrero de 2020

Yunier Gómez Torres. Seventeen Years


Es preciso despojarse de prejuicios e ideas preconcebidas con respecto al arte. Es necesario dejar afuera la decencia y el sentido común. Desvestirse de posturas moralizantes o burocráticas. Se hace imprescindible la negación de todo lo aprendido para lograr adentrarse en el universo visual del artista Yunier Gómez Torres (Remedios, Cuba, 1982). Es este un universo caótico en el que no existe lugar para la razón o la lógica. Los personajes que lo pueblan (marginados, antihéroes, venidos a menos...)  configuran una narrativa muy cercana al realismo sucio que con maestría recrea en sus novelas y cuentos el autor norteamericano Charles Bukowski.   
En “Seventeen Years”, su nueva exposición personal, Yunier nos sorprende con la incorporación de una iconografía nunca antes abordada en su obra. “Mi casa ha sido tomada por las flores”. Mas no son estas las flores que saldría a comprar la señora Dalloway de Virginia Woolf. No son tampoco los girasoles de Van Gogh. Sin embargo, hay en ellas todo el dolor que intentaba ocultar Clarissa y toda la fuerza expresiva que nos roba el aliento al contemplar la obra del artista holandés. Las líneas sólidas y los colores vibrantes empleados en esta ocasión por Gómez Torres pueden a veces llegar a convertirse en bofetadas a la vista del expectador. Pero el artista se las arregla para lograr un equlibrio y no dejar al color que estalle en cada porción del espacio.  El ojo crítico y avezado será capaz de apreciar la madurez técnica y el oficio derrochados por el autor en cada uno de estos lienzos.  
Se ha dicho que la obra de Gómez Torres tiene influencias de la corriente pictórica Bad Painting cuyos máximos exponentes son Jean-Michel Basquiat y Julian Schnabel, de la tendencia llamada Neo-expresionista. Y creo que sería justo añadir, salvando las distancias, la influencia de la estética primitivista desarrollada por el artista cubano Julián Espinosa Rebollido, Wayacón. De estas y otras fuentes se ha nutrido Yunier, al tiempo que ha logrado hacerse de una voz propia. Una voz auténtica y original, que ha de tenerse en cuenta a la hora de configurar el complejo y diverso panorama del arte cubano contemporáneo. 
No vamos a decir que esta exposición marca la madurez del artista tras diecisiete años de carrera, porque Yunier no deja de ser ese niño rebelde que a cada instante se reinventa, se rebela contra toda técnica preestablecida, contra sus maestros e, incluso, contra sí mismo.  
Una advertencia se hace imprescindible aquí: NO PASE. Si no está dispuesto a perder algo, a sentirse vulnerable, a descubrir que algo se rompe allá adentro, en lo más profundo del ser... Dése la vuelta ahora y regrese a casa intacto. Si no lo hace, si se atreve a dar un paso más, asuma entonces las consecuencias. Es este un arte que desgarra y reta, y uno no vuelve a ser el mismo tras haber sido por él alcanzado.  
Si aún después  de esta advertencia seguimos dispuestos a asumir el riesgo. Despojados de prejuicios e ideas preconcebidas con respecto al arte, libres ya de la decencia y el sentido común. Desvestidos de posturas moralizantes o burocráticas y luego de haber negado todo lo aprendido, adentrémonos, pues, entre los parajes y recovecos que conforman el universo visual del artista Yunier Gómez Torres y apreciemos, con los ojos del alma bien abiertos, esta su muestra, “Seventeen Years”.