Apolo
soy, sin arcos ni laureles,
oráculo sin voz; intermitencia
de luces estampadas: sacra ciencia
que descuerna mis míticos corceles.
Sinergia de hipocampos y
escabeles,
imperio del argot y la
apariencia,
cosméticos, hollín, efervescencia…
Pobre casa sin sangre en los
dinteles
donde lloran mis musas sus dolores.
Antaño reino tuve, hoy ya solo
me queda mi jardín sin cundiamores.
Apolo soy jugando a los
balines
con astros de oropel, y soy Apolo
sin Dafne, sin arpas ni delfines.
Carlos Hans de la Cruz
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